Assembling Unity PDF. Atlatico Madrid 16 PDF. Banking reform PDF. Bankruptcy Kit PDF. Bankruptcy PDF. Bernie's About 2 PDF.
Bethm Nnchen PDF. Beyond the Veil PDF. Bitch Doctrine PDF. Blood PDF. Bodymakers PDF. Bread PDF. Business Law PDF. Cabinets and Built-ins PDF. Canadienne Cattle PDF. Cascadia Clash PDF. Catch and Release PDF. Celtic PDF. Chemakanda the Storyteller PDF. Childhood Socialization PDF. Chords of Serendipity PDF. Christmas Dishes PDF. Coming Out of Feminism? Concept of Woman PDF. Conscious Loving PDF. Cook and Bake PDF.
Cotton PDF. Culinarycorps PDF. Cytokines Jnl 5. Dinosaurs PDF. Distortions PDF. Down Girl PDF. Egg Sisters PDF. Enormous Turnip PDF. Escape Velocity PDF. Essays PDF. Ethics PDF. Eurotrashed PDF. Everything is Wonderful PDF. Fantastic Forts PDF. Fashion and Perversity PDF. Fate and Fortune PDF.
Feminine Feminists PDF. Feminist Philosophy PDF. Food and Diet PDF. Food Matters PDF. Food PDF. Football PDF. Forests and Wind PDF. Forever in Love PDF. Forgotten Places PDF. Gherkin PDF. Grails PDF. Grand Opportunity PDF. Half Life PDF. Happiness Is. Have You Fed the Cat? Heard on the Street PDF.
Hostages PDF. India PDF. Inspired to Greatness PDF. International Copyright PDF. International Football Book: No. Inverting the Pyramid PDF. Is he the one for you? Jane PDF. Jogo Bonito PDF. Journal Notebook PDF. Kama Sutra mini book PDF. Kama Sutra PDF. Ladies and Gentlemen, the Bible! Lalage's Lovers PDF. Landesrechtliche Regelungen zum Recht der Wirtschaft. Let's Dish Up a Dinner Party! Let's Throw a Thanksgiving Party! Life Lines PDF. Literary Charleston PDF. Liverpool in the s PDF.
Los trabajos del amor. El nacimiento de las citas PDF. Machine Ethics PDF. Many Inventions PDF. Marilyn PDF. Masks and Demons PDF.
Meat and Beans PDF. Mergers and Acquisitions PDF. Milk PDF. Moral Concerns PDF. Una cosa lleva a la otra, y las cosas se empeoran. La codependencia puede no ser una enfermedad, pero puede enfermarte. Con frecuencia reaccionamos a las personas que se autodestruyen; reaccionamos aprendiendo a autodestruirnos. Estos son nuestros problemas. Plegaria de la Serenidad. Son cosas que necesitamos reconocer, aceptar, aprender a vivir con ellas, luchar en su contra y a menudo cambiar. Tratamos de entender y de contender con nuestros complejos mundos de la mejor manera.
Muchos de nosotros nos las hemos tenido que ver con circunstancias indignantes, y estos esfuerzos han sido tan admirables como heroicos. Hemos hecho lo mejor que hemos podido.
En ocasiones, las cosas que hacemos para protegernos se vuelven contra nosotros y nos lastiman. Se vuelven autodestructivas. Como consejero, Scott Egleston dice que la codependencia es una manera de satisfacer las necesidades que no satisface las necesidades. Hemos hecho cosas incorrectas por los motivos correctos. Podemos aprender a hacer las cosas de otra manera. Podemos cambiar. Muchos profesionales dicen que el primer paso hacia el cambio es tomar conciencia. Solicitud Los codependientes pueden: x Pensarse y sentirse responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, malestar y destino final de otras personas.
Baja autoestima Los codependientes tienden a: x Provenir de familias atribuladas, represoras o disfuncionales. Ira Muchos codependientes: x Se sienten muy asustados, heridos y enojados. Tienen una respuesta completamente pasiva a la codependencia: lloran, se sienten lastimados, se sienten desamparados.
La lista precedente es larga, pero no comprende todas las conductas o reacciones. Al igual que el resto de la gente, los codependientes hacen, sienten y piensan muchas cosas. Cada persona es diferente; cada quien tiene su manera de hacer las cosas. Esta puede ser parcialmente correcta.
Yo lo soy. Las personas que aman, que se preocupan o que trabajan con personas trastornadas pueden ser codependientes. La codependencia es muchas cosas. Parecen fuertes pero se sienten desamparados. Parecen controladores pero en realidad son controlados ellos mismos, a veces por una enfermedad tal como el alcoholismo.
Es liberadora. Nos permite ser lo que somos. No ayuda a ejercitar el poder que Dios nos ha dado para pensar, sentir y actuar. Se siente uno bien. Nos brinda paz. Nos permite recibir amor, esa maravilla que todos buscamos.
Implica aprender una nueva conducta a la que nos dedicaremos: cuidar de uno mismo. Es algo que necesitamos practicar con frecuencia, al tiempo que luchamos para vivir felices nuestra vida. A partir de mis experiencias y las de otros , parece que ni nuestro poder superior puede hacer mucho por nosotros hasta que nos hayamos separado. Apegarse es involucrarse en exceso, a veces de una manera desesperadamente intrincada.
Los problemas que causa el apego son muchos. Sobreinvolucarnos de alguna manera puede mantenernos en un estado de caos; puede mantener a la gente que nos rodea en ese estado. Si la tomamos toda nosotros, no queda nada para la gente que nos rodea. Cada vez que nos apegamos de esta manera a alguien o a algo, nos separamos de nosotros mismos.
Perdemos contacto con nosotros mismos. Damos en prenda nuestro poder y nuestra capacidad para pensar, sentir, actuar y cuidar de nosotros mismos. Perdemos el control. Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema.
Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. El problema es que no puede hacerlo en ese momento. Eran cascarones, a veces casi invisibles, de persona. Alguien dice o hace algo. Se te ocurre un pensamiento. Algo te recuerda un evento pasado. Entra un problema en tu conciencia. Algo sucede o no sucede. Es el peor de los miedos. Pero la ansiedad perdura.
Es el combustible que nos impele a incurrir en conductas controladoras de todo tipo. Preocuparse, obsesionarse y controlar son ilusiones.
Son trucos que construimos nosotros mismos. Podemos amar a alguien que tiene problemas, alguien fuera de control. Algunos de nosotros podremos haber vivido con problemas menos serios, pero que nos preocupan de todas maneras. Y luego simplemente seguimos haciendo lo mismo. Por varias razones los codependientes tienden a apegarse a los problemas y a la gente.
No importa no solucionar nada al preocuparse. Sin importarnos el costo, persistiremos en ello. Algunos de nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de que nos hemos estado agarrando tan fuerte. Creemos que no existe otra alternativa que la de reaccionar a esta persona o problema de esta manera obsesiva. Primero, aclaremos lo que no es desapego.
Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento. De una manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o problema con amor. Le permitimos a la gente ser como es en realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar.
Y nos damos nosotros mismos la misma libertad. Luego dejamos de tratar de cambiar aquello que no podemos. Hacemos lo que podemos para resolver un problema, y luego dejamos de hacernos la vida de cuadritos. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.
Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos.
Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos in volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente.
Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos. Cada quien atiende sus propios asuntos. Estas personas aprendieron a vivir con sus problemas y a pesar de ellos. Se ocupaban de sus responsabilidades reales.
Pero luchaban por hacerlas y aprendieron a hacerlas bien. Tengo una deuda de gratitud con estas personas. Es mi deseo que ustedes encuentres a otras personas a quienes puedan transmitir esa esperanza, pues el desapego es real y crece y se nutre con el reforzamiento. Es un modo de vida. Lo mejor que podamos. Y, probablemente, un poco torpemente al principio. Con un poco de humildad, sometimiento y esfuerzo de su parte, creo que pueden hacerlo. Podremos no hacerlo perfectamente.
Sin embargo, y al ritmo que sea, podemos practicar el desapego en nuestras vidas, y creo que eso es bueno para nosotros.
Creo que es mejor hacerlo todo con una actitud de amor. En cierto modo era una emergencia. Si pudieran, probablemente a estas alturas ya lo hubieran hecho. Ahora, respiren hondo. Escribe acerca de esa persona o de ese problema.
Escribe tanto como necesites para sacarlo todo fuera. Visualiza tus manos colocando en manos de Dios esa persona o ese problema que te 26 preocupan. Visualiza sus manos acogiendo suave y amorosamente a esa persona o aceptando de buen grado ese problema.
No te dejes arrastrar por cualquier viento. Lema del Programa de Doce Pasos. Yo soy una reaccionaria. Reaccionaba en exceso. A veces reaccionaba escasamente. Reaccionaba a casi todo lo que entraba en mi conciencia y en mi medio ambiente. Era como una marioneta con las cuerdas colgando, invitando y permitiendo que las jalara cualquier persona o cosa.
Reaccionamos con miedo y ansiedad. Algunos de nosotros reaccionamos tanto que nos resulta doloroso estar cerca de la gente, y torturante encontrarnos dentro de un grupo grande de personas. Es normal reaccionar y responder a nuestro medio ambiente. Reaccionar es parte de la vida. Es parte de interactuar, es parte de ser humano y de estar vivo. Pero nos permitimos irritamos tanto y distraernos tanto. Podemos haber empezado a reaccionar y a responder urgente y compulsivamente con patrones que nos lastiman.
Alguien hace algo, de modo que nosotros debemos hacer algo a la vez. Alguien se siente de determinada manera de modo que nosotros debemos sentirnos de otra determinada manera. Decimos lo primero que nos viene a la lengua y a veces nos arrepentimos.
Hacemos lo primero que nos viene a la mente, generalmente sin pensarlo. Eso significa que hemos perdido el control. Estamos siendo controlados. Abdicamos a nuestro derecho de sentirnos en paz al capricho de nuestro medio ambiente. A veces, cuando estoy trabajando, comienzan a alocarse en las otras habitaciones: pelean, corren, revuelven toda la casa, comen y beben todo lo que encuentran en la cocina.
Me viene de una manera natural. Lo cierto es que bramar y gritar no sirven de nada. Reaccionar casi nunca funciona. Reaccionamos demasiado aprisa, con demasiada intensidad y urgencia. Poco hay en nuestras vidas que no podamos hacer mejor si permanecemos apacibles.
Reaccionamos porque no nos sentimos bien con nosotros mismos. Reaccionamos porque pensamos que tenemos que reaccionar. No tenemos que hacerlo. No debemos tener tanto miedo de la gente. Son gente como nosotros. No tenemos que abdicar a nuestra paz. No sirve de nada. Tampoco eso se requiere de nosotros. No tenemos que tomar las cosas tan a pecho a nosotros mismos, a los eventos y a las otras personas.
Hacemos lo mismo con los sentimientos, pensamientos y acciones de otras personas. Nos decimos a nosotros mismos que las cosas son temibles, terribles, una tragedia y el fin del mundo. Dale oportunidad a la vida para que las cosas se den solas.
Date a ti mismo oportunidad para disfrutarlo. No debemos tomar la conducta de otras personas como el reflejo de nuestra autoestima. No tenemos que sentirnos avergonzados si alguien a quien amamos se comporta en forma impropia. Cada persona es responsable de su propia conducta. No tenemos que tomar el rechazo como reflejo de nuestra autoestima.
Si has hecho algo impropio o necesitas solucionar un problema o cambiar una conducta, sigue los pasos adecuados para ocuparte de ti mismo. No es necesario. No tenemos que tomar las cosas de manera tan personal.
Tomarnos a pecho cosas que no valen la pena de tomarse tan a pecho. Puede tener algo que ver contigo o no. Generalmente las cosas tienen mucho menos que ver con nosotros de lo que pensarnos. Si la gente no quiere estar con nosotros o actuar de una manera saludable, esto no es reflejo de nuestra autoestima. Refleja, en cambio sus propias circunstancias actuales. Al practicar el desapego podemos disminuir nuestras reacciones destructivas hacia el mundo que nos rodea.
No tenemos que reaccionar. Tenemos opciones. Las probabilidades indican el beneficio de todos. Somos como cantores de un gran coro. Podemos aprender a cumplir con nuestra parte. No necesitamos eliminar todas nuestras reacciones hacia la gente y hacia los problemas.
Pueden ayudarnos a identificar lo que nos gusta y lo que nos hace sentirnos bien. Nos ayudan a identificar los problemas dentro de nosotros y a nuestro alrededor. A veces la gente se comporta de cierta manera para provocar que nosotros reaccionemos de otra.
Si dejamos de reaccionar de esta cierta manera, la privamos de lo divertido que esto le resulta. Quedamos fuera de su control y le quitamos el poder que tiene sobre nosotros. Aprende a dejar de reaccionar de maneras que no son necesarias y que no funcionan.
Elimina las reacciones que te lastiman. Siguen algunas sugerencias para ayudarte a desapegarte de la gente y de tus reacciones negativas hacia ella.
Necesitas encontrar tu propia manera, una que te funcione a ti. Inhala profundamente unas cuantas veces. Sal a caminar. Limpia la cocina. Ve a casa de un amigo. Vete a la playa. Busca una forma de librarte de la ansiedad. Haz algo que no sea arriesgado y que te ayude a restaurar tu equilibrio.
Si el problema es serio, o si te perturba seriamente, tal vez quieras discutirlo con un buen amigo que te ayude a aclarar tus pensamientos y emociones.
Las dificultades y los sentimientos crecen cuando tratamos de apresarlos en nuestro interior. Habla acerca de tus sentimientos. Asume la responsabilidad de ellos. Si hay duda al interpretar algo como un insulto o rechazo, prefiero creer que eso no tuvo nada que ver conmigo.
Me ahorra tiempo y me ayuda a sentirme bien conmigo misma. Tienes la responsabilidad de ayudarte a ti mismo a ver la luz y de enderezarte. No necesitas sentirte tan asustado. Si necesitas hablar con alguien escoge un amigo de confianza.
Si es necesario busca ayuda profesional. La gente dice que los codependientes son controladores. Controlamos en nombre del amor. Controlamos porque nos da miedo no hacerlo. Lo hacemos para dejar de sufrir. Controlamos porque pensamos que tenemos que hacerlo. Controlamos porque no pensamos. Controlamos porque solamente podemos pensar en controlar. Son poderosos. Otros hacen su sucio trabajo en forma encubierta. No pueden vivir sin ella.
Nosotros hemos escrito la obra, y nos encargaremos de que los actores se comporten y de que las escenas se desarrollen exactamente como nosotros hemos decidido que debe ser. Si nos abocamos a la carga con suficiente insistencia, podremos creemos detener el flujo de la vida, transformar a la gente y cambiar las cosas a nuestro antojo.
Nos estamos haciendo tontos. Entre un episodio y el siguiente la vida tampoco era perfecta. Nunca fue diferente. Los codependientes son muy buenos empleados. Disfrutaba de su contacto con la gente, algo que le estaba haciendo falta en su vida. Y sus patrones la apreciaban. Le dieron responsabilidades cada vez mayores y estuvieron a punto de promoverla a un puesto mejor.
Estaba bebiendo de nuevo. Alrededor de las diez estaba de regreso en casa custodiando a su esposo. He medido tus tragos. He bebido contigo y detesto beber. Todas esas promesas, todas esas palabras.
Y cada vez que estoy lista para dejarte, para irme de una buena vez, dices o haces justamente lo necesario para impedir que me vaya. Pero nunca cambias. A menudo perdemos el control sobre nosotros mismos. El alcoholismo y otros trastornos destructivos son fuerzas poderosas. Encontramos la horma de nuestro zapato cuando tratamos de controlarlos a ellos o a su enfermedad.
Perdemos la batalla. Perdemos la guerra. Bloquea la capacidad de otras personas para crecer y madurar. Impide que los sucesos ocurran de una manera natural. No funciona. No podemos controlar el alcoholismo. No podemos controlar las conductas compulsivas de nadie: comer en exceso, una conducta sexual exagerada, la apuesta compulsiva, ni ninguna otra de sus conductas.
No podemos y no es asunto nuestro hacerlo controlar las emociones, la mente o las elecciones de nadie. No podemos controlar el resultado de los eventos. No podemos controlar a la vida.
Algunos de nosotros apenas podemos controlamos a nosotros mismos. A fin de cuentas las personas hacen lo que quieren hacer. No podemos cambiar a las personas. A veces podremos hacer cosas que aumenten la probabilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun eso podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad. Es una desgracia. A veces, no sucede. A veces nunca sucede. No tienes que dejar de ocuparte o de amar. No tienes que tolerar el abuso. Me tambaleo. Cuando has hecho todo lo que se puede hacer, es tiempo de desapegarte. Maneja tus sentimientos.
Gana control sobre ti mismo y sobre tus responsabilidades. Tenemos tanto cuidado de no lastimar a nadie. A nadie, salvo a nosotros mismos. Eso era. Esto es lo que hacemos repetidamente con nuestros amigos, familiares, conocidos, clientes o cualquiera que se encuentre a nuestro alrededor. Somos rescatadores, quienes todo lo proporcionan. Somos grandes madrinas o padrinos del mundo entero, como dice Earnie Lansen.
Y lo hacemos todo tan bien. Rescatar y cuidar significan eso precisamente. Rescatamos a la gente de sus responsabilidades. Nos hacemos cargo, cuidamos de sus responsabilidades en vez de dejar que ellos lo hagan. Luego nos enojamos con ellos por lo que hemos hecho. Sus definiciones tienen mucho que ver con el hecho de ser facilitadores.
Como dice el consejero Scott Egleston, rescatamos cada vez que tomamos las responsabilidades de otro ser humano, los pensamientos, sentimientos, decisiones, conductas, crecimiento, bienestar, problemas o destino de otra persona.
Las acciones siguientes son una forma de rescatar: x Hacer algo que no queremos hacer. Steiner, Scripts People Live. No pedir lo que nosotros queremos, necesitamos o deseamos.
Sentimos que temporalmente nos necesita. Estos actos son la sal de la vida. Rescatar o cuidar no lo son. Requiere incompetencia por parte de la persona a quien estamos cuidando.
No aprecia suficientemente el sacrificio que hemos hecho. Esta persona no nos deja recomponer sus sentimientos. Algo no ha funcionado bien, de modo que nos rasgamos nuestro halo y sacamos nuestro trinche. Algunas veces la gente no se da cuenta o finge no darse cuenta de nuestro mal humor. A veces hacemos lo imposible por ocultarlo. A veces desatamos toda la fuerza de nuestra furia; esto lo hacernos especialmente con nuestros familiares.
Lo vieron venir. Era justo el pretexto que necesitaban para volverse contra nosotros. Y ahora les toca a ellos ser perseguidores. Esto puede preceder, darse al mismo tiempo o seguir a nuestro sentimiento de enojo. A veces las victimas responden a nuestro enojo. Es tiempo ya para nuestra movida final. Este es el predecible e inevitable resultado de un rescate. Hemos sido usados otra vez. No nos han apreciado otra vez.
Eso es triste, verdaderamente triste. Nuestra dolorosa historia se repite. Rescatar o cuidar no son un acto de amor. Esta era la historia de su vida, se lamentaba. El rescate infiltraba mis relaciones con mis familiares y mis clientes. Siendo codependientes, pasamos mucho de nuestro tiempo rescatando.
Somos la prueba viviente de que la gente puede ganarle a Dios. Una persona con una necesidad o un problema provoca que sintamos la necesidad de hacer algo o nos sentiremos culpables. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales.
Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Podemos deprimirnos seriamente como resultado de no tener satisfechas nuestras necesidades.
Creemos que necesitamos a alguien que nos cuide, porque nos sentimos desamparados. Por muchas razones. Creemos en verdad que estamos ayudando. Algunos creemos que tenemos que rescatar. Hemos confundido nuestras ideas acerca de lo que es ayudar y de lo que no lo es. Muchos estamos convencidos de que el rescatar es una obra de caridad. En ocasiones al sentirnos responsables de tantas cosas, nos enfermamos de tal manera que rechazamos toda responsabilidad y nos volvemos totalmente irresponsables.
Rescatamos porque no nos sentimos bien con nosotros mismos. Aunque los sentimientos son temporales y artificiales, el hecho de cuidar nos da un estado temporal de sentimientos agradables, de autoestima y de poder.
No nos sentimos adorables, de modo que nos conformamos con sentirnos necesarios. Aunque esto parezca ser verdad, no lo es del todo. Que era su deber. Esa es una responsabilidad real y no es el tipo de Centro VivirLibre.
Las creencias cristianas funcionan perfectamente. Tu vida puede funcionar igual de bien. El rescate nos deja confundidos y perplejos cada vez que lo hacemos. Es otra forma de tratar de controlar, pero en vez de conseguirlo resultamos controlados por la gente.
El cuidar despierta la ira. Los cuidadores se vuelven padres iracundos, amigos iracundos, amantes iracundos. Podemos volvernos cristianos insatisfechos, frustrados y confundidos. Le dijo a Marta que callara. En ninguna parte de la Biblia se nos instruye para hacer algo por alguien y luego sacarle los ojos por ello. Es bueno dar de nosotros mismos, pero no tenemos que darlo todo. Pues es bueno guardar algo para nosotros mismos.
Creo que Dios quiere que ayudemos a la gente y que compartamos nuestro tiempo, talento y dinero. Nosotros tampoco. No es bueno cuidar de la gente que se aprovecha de nosotros para evitar la responsabilidad. El cuidar es un acto y una actitud. En los complacientes, de acuerdo con Earnie Larsen, no se puede confiar. Y como cuidadores, no cuidamos de nosotros mismos.
En una hoja de papel, detalla todas las cosas que consideras son tu responsabilidad. Practica conductas no rescatadoras: di que no cuando quieras decir no. Haz cosas que quieras hacer. Empieza a pedir directamente lo que quieres y necesitas.
Has cambiado el sistema, has hecho olas. No estoy seguro de que quiera Centro VivirLibre. Yo lo he dicho muchas veces. La gente nos ha rechazado. La gente ha abusado de nosotros, nos ha hecho a un lado. Para muchos de nosotros, hasta Dios parece haberse retirado.
Necesitamos a alguien, a quien sea, que nos rescate de la helada soledad, del aislamiento y del dolor. Dentro tenemos dolor Nos sentimos tan desvalidos y desconcertados.
Los otros se ven tan poderosos y seguros. Concluimos que algo de magia hay en ellos. De modo que nos volvemos dependientes de ellos. Nos volvemos dependientes de su presencia. Nos volvemos dependientes de la necesidad que tienen de nosotros.
Nos volvemos dependientes de su amor, aun cuando creemos que nunca recibimos su amor; creemos que no somos dignos de ser amados y que nadie nos ha amado nunca de una manera que satisfaga nuestras necesidades. Quieren tener a una persona especial en sus vidas. Estos son deseos naturales, sanos. Podemos ser manejados, controlados por esta necesidad.
Necesitar demasiado a la gente puede causar problemas. Otras personas se convierten en la clave de nuestra felicidad. Nuestra existencia no es importante. Muchos de nosotros esperamos y necesitamos tanto de la gente que nos conformamos con muy poco. Podemos volvernos dependientes de personas que no precisamente nos gustan ni amamos. A veces, necesitamos tanto de la gente que nos conformamos casi con quien sea.
Podemos necesitar a gente que no satisface nuestras necesidades. Nuestra necesidad se hace tan grande que nos conformamos con demasiado poco. Luego, nos quedamos atrapados, varados. Imaginen lo que es ganar puntos por las conductas que los mortales ordinarios tenemos como algo que se da por hecho. Aunque lo peor sea verdad. Aunque ella te sea infiel. No estar centrados en nosotros mismos y no sentirnos emocionalmente seguros puede atraparnos. La gente que se siente atrapada busca escapar.
Algunas veces nuestra ruta de escape es positiva, saludable. Podemos regresar a la escuela, conseguir un empleo, o fijarnos otras metas que nos den libertad.
Y por lo general fijamos esas metas cuando estamos suficientemente hartos de estar atrapados. Algunos codependientes, sin embargo, planean escapes destructivos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Se puede sentir, percibir. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas.
No funcionan. Una necesidad demasiado grande aleja a la gente y extingue el amor. Asusta a la gente y hace que se vaya. Atrae a la gente equivocada. Y no satisface nuestras verdaderas necesidades.
Abdicamos a vivir nuestra propia vida al hacer esto. Y sentimos ira contra esa persona. Somos controlados por ella. Dependemos de esa persona. Finalmente nos enojamos y nos resentimos con la persona de quien dependemos y quien nos controla, porque le hemos dado nuestro poder personal y nuestros derechos. En ocasiones podemos hacernos trucos para disfrazar nuestra dependencia. El ciclo se repite una y otra vez hasta que lo interrumpimos y lo detenemos.
Se le llama asunto inconcluso. Esto sucede cuando tenemos un sentimiento y se nos dice que es malo o inadecuado. O cuando confrontamos una mentira o una inconsistencia y se nos acusa de estar locos. Perdemos la fe en esa parte profunda e importante de nosotros que experimenta sentimientos inapropiados, detecta la verdad y tiene confianza en su capacidad para manejar las situaciones de la vida. Muy pronto, podemos empezar a creer lo que nos han dicho de nosotros mismos: que no servimos, que estamos locos, que no se puede confiar en nosotros.
Deben estarlo. Me lo dijeron. De modo que debo ser yo. Aprendieron a centrar su vida alrededor de otras personas y a que las cuidaran. Forma parte de ser humano. Estas enfermedades nos obligan a centrar en ellos nuestras vidas.
Las necesidades nunca se satisfacen. El amor desaparece. Las necesidades se hacen mayores, al igual que las dudas sobre uno mismo. El alcoholismo crea personas emocionalmente inseguras. No estamos desamparados. Ser nosotros mismos y ser responsables de nosotros mismos no tiene que ser tan doloroso y temible.
Podemos manejar las cosas, cualesquiera que sean las que la vida nos traiga. No tenemos que ser tan dependientes de la gente que nos rodea. Estaba mal. He tenido cuatro esposos. La seguridad emocional y nuestro nivel actual de inseguridad son factores importantes que debemos tener en mente al tomar nuestras decisiones. Pero creo que podemos luchar por volvernos menos dependientes. Apenarnos profundamente por ellos. Verlos luego en perspectiva. Pero era un hecho de la vida, y no la inquietaba en particular.
Era su padre. Era la primera vez, que la llamaba. Y ahora te necesito. Yo estaba mal. No era yo la que era poco digna de ser amada. Consiente y protege a esa criatura asustada, vulnerable y necesitada que hay en nuestro interior.
La soledad era demasiado temible. Aprendamos a centrarnos en nosotros mismos. Encuentra y desarrolla tu propio suministro interno de paz, de bienestar y de autoestima. Las relaciones ayudan, pero no pueden ser nuestra fuente. Podemos aprender a depender de nosotros mismos. Dejemos de abandonarnos a nosotros mismos, nuestras necesidades, nuestros deseos, nuestros sentimientos, nuestras vidas, y todo lo que nos conforma. Podemos confiar en nosotros mismos. Podemos manejar y contender con los eventos, los problemas y los sentimientos que la vida nos depara.
Podemos confiar en nuestros sentimientos y en nuestros juicios. Podemos resolver nuestros problemas. Debemos confiar en la persona de la que estamos empezando a depender: uno mismo.
Estuvo de acuerdo. Mientras caminaba por el patio posterior, lejos de la seguridad de mi hogar y en! Me estaba cuidando. Algunos codependientes empiezan a creer que Dios nos ha abandonado. Hemos sufrido tanto. Podemos experimentar nuestros sentimientos, hablar de nuestros miedos, aceptarnos a nosotros mismos y a nuestras condiciones actuales, y luego empezar el camino hacia la no-dependencia.
Podemos hacerlo. No necesitamos sentirnos fuertes todo el tiempo para ser no-dependientes y para cuidar de nosotros mismos. Esto es normal e incluso saludable.
El poder verdadero viene de asumir nuestros sentimientos no de ignorarlos. Una noche yo iba manejando con este tipo de clima. No me gusta manejar, y particularmente no me gusta manejar cuando hay mal tiempo.
Estaba casi ciega. No importaba que no pudiera ver muy a lo lejos. Puedes cuidar de ti mismo y confiar en ti mismo. Intereses separados; amistades diferentes; Involucramiento total; vida social limitada; descuido de los mantienen otras relaciones significativas. Confianza; actitud abierta. Capacidad de disfrutar el estar a solas. Desea lo mejor para su pareja y, aunque hayan El rompimiento es violento; con frecuencia se odian; roto, pueden ser amigos.
Vive tu propia vida. Vive y deja vivir. He discutido conceptos e ideas relativos a ese pensamiento. Hemos hablado acerca de maneras de aprender a reaccionar de una forma distinta usando el desapego.
Porque entonces cada quien se queda consigo mismo. Vivir nuestra vida puede no ser tampoco un prospecto emocionante para algunos de nosotros. Eso no es verdad. Eso tampoco es verdad. Yo creo que Dios nos tiene guardadas cosas emocionantes e interesantes a cada uno de nosotros. Creo que manifesta,os esta actitud cuando cuidamos de nosotros mismos.
Empezamos a cooperar. Nos abrimos a la 41 bondad y a la riqueza de que disponemos dentro de nosotros y para nosotros. A lo largo de este libro he usado la frase cuidar de nosotros mismos. He escuchado que esta frase se utiliza y se abusa de ella. He escuchado que la gente la usa para controlar, para imponer o para forzar su voluntad sobre la gente.
Pero no te enojes conmigo. He escuchado a la gente decir estas palabras para evadir responsabilidad. Yo no me voy a preocupar. Estas conductas no son a las que aludo cuando hablo de cuidar de nosotros mismos. El cuidado de uno mismo es una actitud hacia nosotros y hacia nuestras vidas que dice: soy responsable de mi persona. Tengo la responsabilidad de identificar mis necesidades y satisfacerlas.
Tengo la responsabilidad de solucionar mis problemas o de aprender a vivir con aquellos que no puedo resolver. Soy responsable por las elecciones que hago. Soy responsable de lo que doy y de lo que recibo. Soy responsable por amar a alguien y por la manera en que expreso ese amor. Soy responsable de mis necesidades y deseos. Toda mi persona, todo aspecto de mi ser, es importante. Yo cuento. Yo importo. Se puede confiar en mis sentimientos. Mi manera de pensar es apropiada.
Valoro mis necesidades y deseos. Tengo derechos, y es mi responsabilidad reclamar esos derechos. El cuidado de uno mismo es una actitud de respeto mutuo. Significa aprender a vivir nuestras vidas responsablemente. Esto al principio puede ser un shock para nosotros y para nuestros sistemas familiares. Muchos codependientes no saben o no se han puesto a pensar en lo que quieren y desean. No hemos aprendido a identificar lo que necesitamos, ni a escuchar a esa necesidad porque de todos modos no importaba: nuestras necesidades no iban a ser satisfechas.
Como ya lo he dicho antes, no es de sorprender que pensemos que Dios nos ha abandonado; nos hemos abandonado nosotros mismos. Podemos ser gentiles y aceptarnos. Y podemos ser compasivos con nosotros mismos. Podemos necesitar estar solos.
Podemos querer estar rodeados de gente. Tal vez necesitemos trabajar menos. A veces damos lo que necesitamos significa darnos algo divertido: una golosina, un nuevo peinado, un vestido nuevo, un nuevo par de zapatos, un juguete nuevo, una noche en el teatro, o un viaje a las Bahamas.
En ocasiones, darnos lo que necesitamos es trabajar. Darnos lo que necesitamos no solamente significa hacernos regalos; significa hacer lo necesario para vivir responsablemente, no una existencia exageradamente responsable o irresponsable en exceso. Tal vez necesitemos idear un plan familiar de disciplina. Manejemos nuestros sentimientos. De nosotros depende.
Basamos todas nuestras decisiones en la realidad, y las tomamos como mejor nos conviene. Tomamos en cuenta nuestras responsabilidades para con otras personas, porque esto es lo que hace a la gente respon- sable.
Darnos lo que necesitamos y aprender a vivir en forma autodirigida requiere de fe. A medida que aprendemos a preocuparnos por nuestras necesidades y a satisfacerlas, nos perdonamos a nosotros mismos cuando cometemos errores y nos felicitamos a nosotros mismos cuando hacemos bien las cosas. Nos tomarnos en serio, pero no demasiado en serio. Finalmente, podernos incluso llegar a descubrir la sorprendente verdad: pocas son las situaciones en la vida que no mejoran cuando nos preocupamos por nosotros mismos y cuando nos darnos lo que necesitamos.
Creo que todos los codependientes pueden aprender. Luego date a ti mismo lo que necesitas. Ten un romance contigo mismo.. William Shakespeare. No nos sentimos bien con nosotros mismos, no nos gustamos, y ni siquiera pensamos en amarnos a nosotros mismos. Para algunos de nosotros tener una baja autoestima es quedarnos cortos. No soportamos nuestro cuerpo.
Pensamos que somos tontos, 44 incompetentes, faltos de talento, y, en muchos casos, indignos de ser amados. Pensamos que nuestros pensamientos son malos e inadecuados. Pensamos que nuestros sentimientos son equivocados e impropios.
0コメント